Muchas personas que vienen a la consulta de coaching quieren hacer cambios en su vida o sueñan con hacer algo que nunca antes han hecho. Cuando les pregunto por qué no han llevado a cabo los cambios que quieren o por qué nunca hicieron eso que tanto sueñan, las explicaciones son casi siempre por miedos.

¿De dónde vienen los miedos?
Vienen de tres fuentes:
¿Qué tiene que ver la mente con los miedos?

Uno de los principales trabajos de la mente es mantenernos vivos. La mente guarda cuidadosamente los datos de lo que nos causó dolor físico o emocional en el pasado y utiliza esta información para protegernos en eventos futuros. Cuando estamos creciendo, la mente va registrando cuidadosamente las reacciones y enseñanzas de las personas que están a nuestro alrededor, acerca de lo que es peligroso y cómo protegerse. Ese banco de datos es el que utilizamos para contrastar lo que pasa en el exterior y determinar si es un peligro para nuestra supervivencia.

¿Por qué la mente nos inhibe de hacer cambios en nuestras vidas o intentar cosas nuevas?

Porque quedarse en una zona segura y conocida es la manera como la mente contribuye a nuestra supervivencia. Toda idea de cambio o de experimentar algo que no se hizo antes, va contra ese mandato de la mente y ella va a hacer todo lo posible para desanimarte a intentar de salir de esa zona de seguridad.

¿Cómo lo hace?

Elucubrando sobre todo lo que puede salir mal si tú te atreves a salir de tu zona de seguridad.  La mente no es objetiva al analizar el cambio que vas a hacer o el riesgo que vas a tomar. Va a reforzar lo negativo.

Una vez que sabemos que la mente no es un observador objetivo con respecto al cambio o al riesgo de algo nuevo, entonces te debes preguntar si le debes hacer mucho caso a la hora de decidir un cambio o de hacer algo nuevo.

 

Entonces, si no puedo confiar en la mente para tomar este tipo de decisiones, ¿qué uso? El proceso para tomar una decisión de cambio o riesgo que yo recomiendo es el siguiente: utilizar la mente para organizar los posibles efectos de esa decisión en tu vida, los datos adicionales que necesitas para tener una imagen completa de tu decisión, los pros y cons, posibles riesgos etc. Una vez que tienes datos concretos y posibles escenarios de resultados que te dan un panorama completo, cierras la mente y das paso a tu intuición.  

Imaginas el escenario futuro de tu vida si tomas esa decisión o no la tomas y observas lo que SIENTES. El escenario futuro que te traiga una sensación de entusiasmo y alegría, es el que debes escoger. En general, una de las decisiones produce ese efecto y la otra no. Si ambas se sienten bien, entonces ve un poco más allá en el futuro. Si ambas se sienten mal, quédate donde estás y evalúa más tarde en tu vida.

 

Todo esto te debe sonar muy extraño porque nuestra cultura nos enseña que las decisiones se deben tomar con la cabeza y no con el corazón. Pero me imagino que no sabían muy bien cómo funciona la mente, que es una herramienta extraordinaria, pero hay que saber para qué sirve.

De todas maneras, como decía el gran maestro Gerardo Schmedling, usted no me crea nada. Experimente. Y si da buenos resultados de vida para usted, entonces se convierte en su verdad. Si no funciona, entonces deséchela y olvídela.
En el programa de coaching de almaviva te damos herramientas para vivir una vida más plena y feliz.

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